Llevar la bandera de su país en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos es una misión honorable para un atleta. Sin embargo, por alguna razón, no todos los participantes en la competencia están ansiosos por tomar la pancarta en sus propias manos y trasladar felizmente esta misión a sus colegas.
Muchos de los participantes en los Juegos Olímpicos son personas supersticiosas. Para lograr el mejor resultado, el entrenamiento duro y la confianza en uno mismo no son suficientes. También se necesita mucha suerte para convertirse en el mejor.
Entre los participantes en los Juegos Olímpicos hay rumores sobre la "maldición del abanderado olímpico". Se considera que el atleta que enarbole la bandera no logrará altos resultados en las próximas competiciones. Y aunque la mayoría de los atletas olímpicos niegan su fe en este signo, prefieren no arriesgarse. En Vancouver, el esperado abanderado de la selección rusa, la patinadora artística Evgeni Plushenko entregó la bandera al jugador de hockey Alexei Morozov, la saltadora con pértiga Elena Isinbaeva, la primera mujer rusa a la que se le confió esta honorable misión en las competiciones de Beijing, en el El último momento se refirió a la gran carga de trabajo y entregó la bandera al jugador de baloncesto Kirill … A pesar de sentirse honrados de liderar un equipo de atletas de su país de origen como abanderado, los atletas no quieren arriesgar sus resultados.
Hay otra explicación para la falta de voluntad de llevar la pancarta en la inauguración de los Juegos Olímpicos. Hay esperanzas especiales puestas en el atleta que orgullosamente salió con la pancarta, en representación de su estado. Se convierte en el rostro del país y no debe perder la cara. Tal responsabilidad moral oprime al atleta y le impide actuar con calma. En la Unión Soviética, incluso había una tradición según la cual un atleta que salía con una pancarta no participaba en las competiciones.
Por el momento, la puntuación entre los abanderados rusos es de 2: 2. Dos medallas de oro contra dos aplastantes derrotas. Y la tenista Maria Sharapova, ex abanderada de los Juegos Olímpicos de Londres, ganó una medalla de plata. Se desconoce si la maldición del abanderado tiene algo que ver con este resultado.