La elección de un casco de esquí es una cuestión importante de seguridad y salud. Un casco de este tipo reduce significativamente la posibilidad de lesiones en la cabeza. Cuanto mejor sea el casco, menor será la probabilidad de que te provoque daños graves al esquiar o hacer snowboard.
Instrucciones
Paso 1
En cualquier caso, es necesario un casco de esquí, incluso si una persona se sube primero a los esquís o tablas de snowboard. Siempre existe la posibilidad de error y debe cuidar su salud con anticipación. Además, siempre existe la posibilidad de que alguien más sea el culpable de la lesión. Muchos profesionales nunca viajan sin casco.
Hay cascos cerrados y abiertos. Estos últimos son más económicos en términos de costo y son adecuados tanto para esquiadores como para practicantes de snowboard. Los cascos cerrados son un placer bastante caro diseñado para profesionales y para montar en superficies de nieve no preparadas.
Paso 2
Cualquier casco debe cumplir con un estándar internacional específico. Las dimensiones del casco corresponden a un determinado tamaño de cabeza, la longitud mínima permitida de su circunferencia es de 48 centímetros (corresponde a la talla 6). La protección debe ajustarse cómodamente a la cabeza y solo debe moverse con la piel de la frente. Un casco colgando es completamente inútil. No debes comprar modelos que toquen la nuca.
Paso 3
La ventilación es otro parámetro importante. En climas cálidos, es obligatorio. Con un casco bien ventilado, la cabeza nunca sudará para una sensación cómoda. Los cascos sin ventilación se utilizan mejor en climas fríos o con nieve.
Paso 4
El marco juega un papel importante, ya que es él quien es responsable de la fuerza del producto. En general, los buenos cascos tienen policarbonita en su composición, lo que le confiere un bajo peso y un alto nivel de resistencia. La parte interior está fabricada en poliestireno de doble resistencia con un revestimiento especial, gracias al cual el casco queda más ajustado en la cabeza y tiene más protección.