En las artes marciales, es importante poder dar golpes precisos y rápidos. Para que el oponente sienta la fuerza del golpe, y usted sienta un dolor mínimo, es necesario entrenar la rigidez del puño. Para hacer esto, hay una serie de ejercicios especiales que se pueden hacer en casa.
Instrucciones
Paso 1
Haga flexiones en ambos puños o dedos todos los días, preferiblemente sobre una superficie dura. Cuando pueda hacer fácilmente de 45 a 50 lagartijas, cambie a las lagartijas con rebote y con una mano.
Paso 2
Siéntate. Levante las manos frente a su pecho y comience a golpear los puños entre sí, aumentando cada vez el impacto. Tenga cuidado de no exagerar, de lo contrario se lastimará gravemente las manos.
Paso 3
En la misma posición, mientras está sentado, comience a golpear el suelo con los puños verticalmente (ligeramente para empezar). Es mejor extender una estera fina para que no sea muy dura.
Paso 4
La forma más sencilla de entrenar tu puño es con un expansor. Llévelo con usted, en un momento y lugar convenientes (en transporte, en conferencias orales), presione para fortalecer los ligamentos del carpo.
Paso 5
Compra o haz tus propios pesos para muñecas. Tire hacia arriba de la barra horizontal, corra y practique golpear con ellos.
Paso 6
Ejercítate con mancuernas. Levante mancuernas que pesen entre 5 y 6 kilogramos y haga
Paso 7
Aprenda a apretar el puño correctamente mientras aprieta el pulgar con firmeza. Golpea solo con los dos primeros nudillos. Intenta tocar toda la superficie con el puño.
Paso 8
Primero, golpea en el aire con el brazo completamente extendido. Este es un entrenamiento necesario para golpear correctamente.
Paso 9
Cuelga un saco de boxeo o un saco de arena en casa. Primero golpee la bolsa con guantes, cambiando a un material más delgado. A medida que avanza su entrenamiento, comience a golpear con el puño desnudo. Duele, pero de lo contrario no lograrás el resultado deseado. Con el tiempo, se acumulará un callo duro en los nudillos y el dolor no se sentirá tanto.
Paso 10
Pegue con cinta adhesiva una gran pila de papel a una pared o árbol. Golpéalo con un golpe directo todos los días hasta que las sábanas se empiecen a romper y llegues a la última. Entonces ya podemos decir que has alcanzado el golpe de la fuerza requerida.